24 ene 2011

Mamá, te echo de menos

Tranquilos, no es que lleve sin ver a mi madre 3 meses, ni me he ido al extranjero, ni a la guerra, ni he estado en aislamiento porque haya cometido un delito muy grave. Nada de eso. Es que entre semana... ¡vivo solo!

"¡Eng! ¡Eng! ALERTA DE FUSIÓN!"


Sí bueno, nada nuevo. Ya sabéis que estoy en Sevilla estudiando y antes estaba con mi hermano y mi cuñada, pero por motivos de la vida, me he quedado solo en la casa y vivir solo, no es fácil. Atención, esto no es una invitación a todos mis amigos y amigas a que vengan a mi casa, ya que no puedo montar fiestas ni nada por el estilo. Por supuesto, tampoco es una invitación para que las solteras vengan a mi piso, tengo novia, estoy muy feliz y si un día mi novia os pilla siquiera rondando mi casa... creedme, perderéis la vida o algo peor =D.

Al principio cuando te enteras de que te vas a quedar solo y es la primera vez todo el mundo hace bromas. "Eh, ten cuidado con la cocina, no es la habitación de un pirómano". "Por cierto, apúntate el número de los bomberos". "Ah, la bombona hay que apagarla y si hueles gas no enciendas una cerilla". Sí, sí, bla bla bla, bromitas que aceptas con gusto. Y para gusto el vivir solo la verdad, aunque he de admitir que no es fácil. Parece que no, pero tu madre (en este caso la mía) es omnipresente allá donde vayas. Sabes que estás solo, que nadie te echará la bronca si no haces la cama, pero ahí estás tú cuando llegas de la universidad, haciendo la cama. Tienes que sacar la comida del día siguiente porque tienes la suerte de tener una madre cojonuda que te mete la comida en tupperware (pa' los de la LOGSE: esos recipientes de plástico con cierre casi hermético que sirven para conservar la comida). Cuando llega la hora de limpiar una casa, digamos grande... a eso ya llegaremos, porque todavía no he limpiado (menos mal que mi madre no lee esto). Pero bueno, está claro que no es fácil.

El primer día llegué y quise alcanzar a ver qué es lo que había encima del armario y claro, para qué coger una silla teniendo unas piernas jóvenes y fuertes que me impulsarían hasta... pegarme con la lámpara en la cabeza. ¿Por qué las lamparas de Ikea tienen un cable tan largo dios mío? También me pasó que cuando quise verter sobre un bote hermético un paquete de fideos, yo MUY CONFIADO pensé: "creo que va a caber entero, pero espera, viendo lo que llevo vertido y lo que me queda por verter... quizás no quepa entero. Na... seguro que cabe entero, voy a seguir" y seguí, seguí... y seguí recogiendo fideos del fregadero, del suelo, etc. Gages de la vida en solitario. Crees que todo es fácil, pero no señores.

Si tu madre, al hacerte una sopa de marisco te dice que cojas simplemente un puñado/puñadito de fideos... ¡hazle caso! Sí, la primera noche cené fideos para un regimiento entero de la legión xD. Es en momentos como estos cuando echas de menos a tu madre. Por ejemplo cuando ves que te has puesto el despertador pero resulta que cuando despiertas faltan solo 20 minutos para llegar a clase. O cuando tienes ganas de un cola-cao bien calentito y tu madre te lo hacía con gusto. O después de comer, cuando te apetece un zumo de naranja bien rico y ves que ni tienes naranjas, ni tienes exprimidor y piensas que si tuvieras ambas cosas no serías capaz de hacértelo... por perritis aguda.

Pero también es cierto que es cuando uno más aprende de la vida, cuando uno tiene que "buscarse las abichuelas" y lo pongo entre comillas porque veo a mi madre cada fin de semana... ¡juas! Eso sí, lo que la echo de menos entre semana... eso no lo sabe nadie.

---> ¡Pronto, muy pronto!

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