8 feb 2011

...mientras caigo

Ya me tiré del avión, ¿o fue más bien que me empujaron? Puede que un poco de las dos. La caida puede ser muy grande, ahora tengo que abrir el paracaidas, que para eso está. Me dará tiempo para poder saber qué cojones quiere la vida de mí. ¿De qué forma quiere que la trate? (me refiero a la vida, por supuesto) ¿De qué color es el viento? Preguntas sin respuesta.

Esta vez no voy a actuar, no voy a correr, ni voy a subirme al coche y a huir. No, esta vez no. Pienso abrir el paracaidas para que amortigüe mi aterrizaje y mientras tanto, contemplaré el paisaje, sentiré la brisa y juguetearé con los pájaros. Esta vez será la mano del destino quien venga a mí, bien para acariciarme o bien para darme el mayor de los tortazos. No es una rendición, es una aceptación. Tampoco quiero decir que no me duela la caida si el paracaidas se agujerea o que no me vaya a alegrar si llego sano y salvo, todo lo contrario. Simplemente, me limito a esperar... esperar y esperar.

Y ahora mientras caigo pienso sobre qué será todo esto. ¿Un sueño o la más jodida realidad?

Tengo que ser bueno...

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