De las carencias en mi ser,
de los errores cometidos,
de los recuerdos y los olvidos,
la cuestión es aprender.
De un te quiero a mi almohada,
del tedio a una carcajada,
de la vida que nos regala,
al miedo que nos espanta.
Al miedo que nos espanta,
quisiera yo decirle,
que las zancadillas y las patadas
conmigo ya no sirven.
Que la esperanza es mi fe,
que el miedo no me acojona,
que aunque la suerte, a veces falle,
levantarme está en mi persona.
Que deje de azotarme,
que deje de hacerme pagar,
que en su día ya se cobró
los errores de otra vida.
© 09/06/12 José Manuel Camacho
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